martes, 27 de diciembre de 2011

Salsa de chocolate, Guinea, Mª Ángeles y un regalo

 Antes de meterme en harina quería felicitaros las fiestas, desearos que lo paséis bien, que no engordéis mucho, que no os peleéis con la familia, que no os gastéis una fortuna en regalos y que salgáis psicológicamente sanos de este follón navideño.

 En principio, por eso de que la entrada va de chocolate esto debería ir exclusivamente en el Wonka, pero como quiero hablar de mis regalos de navidad y de una amiga muy especial, voy a publicarlo en los dos blogs a la vez. Después de tantos años es la primera vez que no me decido dónde publicar una entrada.

Todos tenemos amigos tan diferentes que entre ellos serían incapaces de entenderse. Y aunque presumamos de que nosotros somos siempre los mismos, y lo seamos, no me cabe duda que moverse en un ambiente o en otro nos hace mostrar una vertiente diferente de nuestra forma de ser. Así yo tengo una amiga guineana muy especial, con una forma de vida absolutamente diferente a la que llevamos aquí, en España. Cocina en fuego de leña, consigue agua en un pozo y vive en una cabaña en la que todo está absolutamente impecable.




Tengo la inmensa suerte de viajar con bastante frecuencia a Guinea, allí he conocido a personas estupendas que ya son mis amigos, pero la más especial es Mª Ángeles. Es la persona más amable y sonriente que he conocido. Pura generosidad conmigo, siempre tiene un regalo para mí, sea ropa guineana de alegres colores, unas risas o cacao, extraído de las vainas del árbol que tiene fuera de su casa. La última vez que estuve en su casa quería regalarme una gallina que andaba por allí. ¡Qué diferentes son las cosas en España!


Uno de los platos típicos de Guinea es el pangolín con chocolate. El pangolín es un pequeño mamífero, de extraño aspecto que venden los niños pinchado en un palo en los márgenes de la carretera. Nunca lo he probado, pero no desaprovecharé la primera oportunidad que se me presente. Como dice mi hija cuando desconoce el sabor de algo, seguro que sabe a pollo.

Para hacer esa salsa de chocolate,  ellos extraen el cacao de sus vainas y lo preparan, no sé de qué forma, hasta conseguir una masa que colocan en vasos de plástico que ponen al sol hasta que se seca. Después solo hay que rallarlo en el guiso de pollo o carne.

Este fue el último regalo de mi amiga guineana, tres vasos de cacao para hacer la salsa de chocolate.


Todavía no me he animado a probarlo, sobre todo porque con tanta comilona navideña, no me apetece cocinar nada fuerte los días en los que podemos comer algo más ligero. Pero estoy deseando experimentar con el cacao. Por cierto huele bastante fuerte  y amargo, nada parecido a lo que nosotros entendemos como chocolate.

Y para acabar quiero enseñaros el regalo de navidad de mis hijos, un libro de recetas chocolateras y una fuente de chocolate, que queremos probar con el roscón de Reyes.


Prometo fotos de la fuente en funcionamiento y de la receta de carne al chocolate. A ver si consigo que me salga algo bueno.



miércoles, 23 de noviembre de 2011

el euro €

El euro, como sabéis, es la moneda común de buena parte de los países de la Unión Europea. Se puso en circulación el 1 de enero de 2002.

Reino Unido, Dinamarca y Suecia no pertenecen a la Zona Euro por deseo expreso de sus gobiernos y/o de sus habitantes. El resto de países de la Unión que todavía no lo han hecho, se han comprometido a adoptar antes o después el euro como su moneda oficial.

El Banco Central Europeo determina cuál debe ser la cantidad de euros a poner en circulación en los diferentes países. El banco central de cada país pone los medios materiales, logísticos... para realizar la inyección monetaria que se le ha ordenado.

Las monedas tienen un anverso común a todos los países, y un reverso que identifica el país en el que se han puesto en circulación.

Para cualquier unidad monetaria, hay que distinguir entre el valor nominal de los billetes y monedas -la cantidad que aparece impresa en ellos-, y el valor real -su coste de fabricación-. Las monedas están fabricadas con metales relativamente baratos, por lo que su valor real es, o debería ser, inferior a su valor nominal.





Aquí tengo una moneda muy especial que me regaló en la última quedada nuestra amiga y maestra chocolatera Anele.

Se trata de una moneda italiana, ya que en su reverso aparece un grabado del Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci.

En cuanto a su valor nominal y su valor real, creo que nos hallamos ante una excepción. Se trata de una moneda de 1 euro, como veis, pero su coste de fabricación es muy dudoso que sea inferior 1 euro.

Su tamaño es ligeramente superior al de las monedas ordinarias. Tiene 10 cm de diámetro y entre 7 y 8 mm de espesor. Pongamos el promedio, 7.5 mm. También es una moneda atípica en cuanto al material con el que está fabricada, ya que no se trata de ningún metal, como suele ser lo común en estos casos. Está hecha de chocolate con leche.

Su volumen se calcula como el producto del número pi (=3.14159...) por el radio elevado al cuadrado y por el grosor. Si el diámetro hemos dicho que eran 10 cm, el radio será la mitad, 5 cm. Y el espesor lo expresamos también en centímetros, para ser coherentes: serían 0.75 cm.

Así pues, el volumen de esta moneda sería: pi*5*5*0.75 = 58.90 cm3.

Casi 59 centímetros cúbicos de chocolate con leche... Sin duda, el valor real de esta moneda es superior a su valor nominal. Puede ser que esta moneda no genere intereses al invertirla, pero tampoco sufre los efectos de la inflación. Y además, en cualquier caso, el chocolate tan rico del que está hecha compensa todo lo demás.




domingo, 13 de noviembre de 2011

Agravio comparativo: Chocolatería Valor vs. San Ginés en el centro de Madrid

Ayer decidimos celebrar un encuentro acompañados por unos estupendos chocolates a la taza. El lugar elegido fue la Chocolatería Valor de la calle Postigo de San Martín nº 7, en pleno centro de Madrid. Un lugar muy concurrido y popular que nos dejó muy mal sabor de boca.




Queremos dejar constancia de que es una queja puntual hacia un establecimiento en concreto (o más específicamente hacia un empleado, y no hacia la totalidad de la plantilla), y en ningún caso va dirigido al conjunto de la marca Valor, de la que somos consumidores.

Todo empezó con un encargado muy maleducado que nos contestó con mala cara y tono soberbio a la demanda de una mesa para cinco. Faltaba un miembro del grupo y no nos dejó ocupar una mesa hasta que estuviéramos todos. Nos costó entender que a falta de una persona tuviéramos que permanecer en la calle, máxime cuando una de las personas de nuestro grupo iba con muletas y le cansaba permanecer en pie.

Le pedimos, con la máxima educación, que le permitiera sentarse en una silla. Vuelta el tono soberbio y las malas caras, la dejó pasar al establecimiento y sentarse junto a la entrada, pero de ninguna manera que cualquiera de nosotros estuviera con ella para hacerle compañía en lo que llegaba el último miembro de nuestro grupo.

Los ánimos se calentaron, se elevaron las voces, sobre todo de parte del soberbio camarero y su colega, otro estúpido que, para nuestra sorpresa, nos dedicó un discurso sobre el valor de ser camarero. En ningún caso quisieron bajar el tono para escuchar lo que intentábamos explicar con buenas formas y educación.

Entendemos las normas de la casa y las acatamos, pero en ningún caso el tono de soberbia, de mando y falta de educación del encargado en cuestión.

Si queréis pasar una tarde agradable, de compartir un chocolate con unos amigos, ni se os ocurra ir al establecimiento citado. Son unos groseros.


Para trabajar en esta clase de establecimientos hay que tener ciertas habilidades sociales, entre las que se incluyen la flexibilidad y la mano izquierda a la hora de tratar con el público.

Es comprensible que en los días de mayor demanda traten de aprovechar al máximo el espacio disponible en el local, y evitar el coste en el que se incurre por tener mesas infrautilizadas. Pero, el ganarse una reputación de antipáticos y groseros por querer imponer determinadas normas de manera inflexible y autoritaria, a largo plazo supone un coste mucho mayor. No hay que olvidar que la buena o mala publicidad de un establecimiento se basa en gran medida en lo que se llama coloquialmente el 'boca a oreja'.

Así que tuvimos que cambiar de planes e ir a San Ginés, también en la misma zona de Madrid. La misma cantidad de gente y un chocolate buenísimo; sólo una pequeña diferencia: un camarero encantador que nos facilitó las cosas y nos hizo sentirnos a gusto.

La norma del local, en este caso, consiste en pagar la consumición por adelantado y esperar a que el camarero la sirva. Tras preguntarle cómo debíamos proceder, nos miró y preguntó qué queríamos consumir... minutos después apareció con el servicio. Un claro ejemplo de que las normas se pueden flexibilizar... si se tiene intención.

Allí sí pudimos disfrutar de la taza de chocolate humeante, los churros y la buena compañía.

Chema, Anele e Inma

martes, 18 de octubre de 2011

Choco-Halloween



La celebración de la fiesta de Halloween se va haciendo hueco cada año con más fuerza en nuestro país, no hay más que echar un vistazo a los escaparates de nuestras ciudades, que a estas alturas del mes se van tiñendo de un "sospechoso" color naranja.



Si teneís suerte de vivir en Gijón, entonces podréis disfrutar de estas tentadoras calabazas de la Bombones Leónidas cargadita de deliciosos bombones:

Lindt también aprovecha la ocasión para relanzar su colección (al igual que muchas otra marcas) para estas fechas: un surtido de bombones con forma de calabaza y de fantasma.
Estos últimos son bombones clásicos de chocolate con leche, mientras que encontramos 2 versio-nes de calabacitas: las pequeñas, también de chocolate con leche pero con corazón cremoso, y las más grandes, con trocitos de almendra y galleta.

No son los únicos, obviamente. Son muchos los que se suben al carro, como los originales surtidos de Godiva que encontraréis en este link:



Claro que también podéis experimentar en vuestra cocina y fabricarlos con ayuda de kits como éstos. La Red está plagada de ideas infinitas, para comprar o cocinar...con chocolate, por supuesto.


domingo, 25 de septiembre de 2011

El Parador de Baiona mima a los chocoadictos

La mayoría de los hoteles suelen hacer alguna concesión al chocolate, pero no deja de ser un detalle leve en los postres y en el desayuno, pero la oferta del Parador de Baiona (Pontevedra, España) es algo más variada. Lo primero es el detalle de bienvenida: un par de bombones que reciben al visitante nada más atravesar el umbral de su habitación. Un pequeño premio tras deshacer las maletas, aunque siempre hay algún impaciente que no es capaz de esperar (motivo por el cual me fue imposible fotografiar el contenido: ya faltaba un bombón cuando quise sacar la cámara de fotos). Lo curioso del caso es que normalmente el detalle se ofrece sólo el día de entrada, pero nuestra sorpresa fue encontrar una nueva cajita de bombones el 2º día, tras regresar al hotel por la tarde. Esta vez impedí que se acercara hasta sacar la foto :)




El desayuno ofrece una buena variedad, que va más allá del típico cacao soluble para beber: me llamó la atención que tuvieran las 2 principales marcas (cuando lo normal es ofrecer sólo una de ellas). Sobres de Cola Cao y de Nesquik a demanda, depositados en una cestita de la mesa del buffet, junto con las típicas cajitas monodosis de cereales, entre las que no podía faltar, por supuesto, la de trigo inflado chocolateado que tanto gusta a los niños (y no tan niños):

Y otra cestita con un buen surtido de barritas de cereales con frutos secos, frutas del bosque, muesli, etc... junto a la imprescindible barrita de cereales de chocolate:



Respecto a la sección de bollería, dos posibilidades: en la sección de las tartas no faltó la consabida tarta de chocolate, una base de harina cubierta por generosa crema de chocolate negro, poco dulce para saborear mejor el cacao, sin camuflajes azucarados ni empalagosos.


Y los mini "cuernos" de chocolate rellenos de crema de chocolate:



Y para rematar, un dispensador de chocolate caliente a la taza (algo poco frecuente en la oferta hotelera), con un chocolate ligero y poco espeso, de sabor poco dulce y a una temperatura adecuada que no abrase la lengua. Bastante bueno y sin empalagos.



No recuerdo con detalle la carta de postres de la cena (no sé si tenían varias opciones de cacao), al menos sí tienen una: brownie. No es el típico al que estamos acostumbrados porque no tiene bizcocho esponjoso sino que es más bien como una masa sin airear. Es de chocolate negro, de nuevo poco azucarado (para mi gusto más sabroso), acompañado de bola de helado de vainilla, con dos canutillos de chocolate "super" crujientes sobre una salsa de chocolate negro semilíquida.




Siento la calidad de algunas fotografías, pero me daba una vergüenza terrible bajar la cámara de fotos, y mi móvil no las hace de muy buena calidad, especialmenete cuando una va a hurtadillas para que no se note mucho y al final salen movidas y con poca resolución.




















jueves, 8 de septiembre de 2011

Chocolates Neuhaus



Andaba yo quejándome de que tengo este rincón abandonado. No es vagancia, simplemente falta de ideas. Me parecía que ya había hablado de todo lo que sé sobre chocolate, nada de lo que probaba merecía la inversión de tiempo que necesita una nueva entrada de blog, meterme en la cocina me daba mucha pereza...hasta hace unos días.

Supongo que para tenerme un rato entretenida...:) .....me regalaron una caja de bombones Neuhaus.



Esta empresa belga se dedica desde el año 1857 a hacer chocolate. Y dicen que Jean Neuhaus, nieto del fundador inventó los primeros bombones en el año 1912. En todo caso, se nota que la experiencia es un grado, no sólo en la excelente calidad de su chocolate sino en la presentación del producto. Me gusta mucho que en la caja de los bombones venga información detallada de lo que vas a comer. En este caso no sólo te dicen los ingredientes el bombón sino desde que año Neuhaus lo produce.






Un detalle muy revelador es que en la tapa viene una etiqueta en la que advierte de que no contienen alcohol. Recordé la amplia difusión que tienen estas marcas de gama alta en países musulmanes como los Emiratos Árabes, Qatar u Omán. Por cierto, países con temperaturas altísimas todo el año, y donde puedes encontrar cualquier marca de chocolate, en perfecto estado, incluso los Ferrero Rocher que con tanto mimo retiran en verano en España. Parece ser que los bombones allí no se derriten a los 47º. Supongo que son criterios de marketing.

Mirad en la web los chocolates con forma de Pitufos (va por Chema) o relacionados con Tintín (va por Elphaba) Parece que han querido que los wonkeros hablemos de ellos. Es lo que tiene ser abanderado del chocolate en la web.

:)


domingo, 4 de septiembre de 2011

Palomitas con chocolate

Tan sencillo y lógico que aún no sé cómo no se nos había ocurrido a ninguno del grupo (¿o sí lo habéis hecho, chicos?).
Si hay palomitas con caramelo de colores o con mantequilla (parece que en nuestro país no acabaron de cuajar, pero en los cines de EEUU son un "plus" imprescindible y altamente calórico, pero ¡qué demonios! ese generoso chorro de mantequilla derretida que les vierten por encima las hace bastante sabrosas), ¿por qué no darse el gusto de cubrirlas con delicioso chocolate?

Paseando por la red me tropecé con el blog de SandeeA y las delicias que propone cada semana y al momento supe que tenía que compartirlas con vosotros.
Con su permiso, os muestro la imagen que vale más que mil palabras.
Y son bien sencillas de hacer.

Basta con meter la bolsa de palomitas en el microondas y una vez hechas, mientras se enfrían, fundir el chocolate elegido en el microondas (de 10 en 10 segundos, para que no se nos queme, removiendo entre medias) o al baño María, con un poquito de agua o con leche, hasta obtener la consistenca deseada. Dejar enfriar un poco y bañarlas en la crema, dejándolas enfriar para que se endurezca un poco el chocolate.

Ya no tenéis excusas. Mientras se enfrían sólo hay que ir a la estantería y elegir una película, que es domingo por la tarde y seguro que apetece. Y a disfrutarlas.
Os adjunto el link donde ella lo explica mucho mejor.

jueves, 25 de agosto de 2011

Chocolates Simón Coll


El otro día, una persona muy cercana me regaló dos tabletas de chocolate que encontró en una pastelería. Se trata del chocolate Simón Coll, una firma con gran solera originaria de la localidad barcelonesa de San Sadurní de Noya.

El fundador de la compañía, Simón Mestres, comenzó a fabricar chocolate artesanalmente en el año 1840. Se trataba de chocolate a la piedra, cuyo proceso de elaboración nos explicaron muy bien en el Salón del Chocolate de Madrid.

En 1880 diseñan el característico envoltorio de sus tabletas de chocolate. El dibujo representa su proceso de fabricación: en el centro, el barco que transporta el cacao; a la derecha, la caña de la que se extrae el azúcar; y a la izquierda, el campo donde se cultiva el trigo para obtener harina.

En 1920, Francesc Coll, amigo y ahijado de la familia del fundador, se pone al frente del negocio. En esa época los procesos productivos comienzan a mecanizarse.

En 1951 se registra la marca Simón Coll, que une el nombre de pila del fundador y el apellido de las últimas generaciones de dueños de la empresa.

Simón Coll, además de sus tabletas de chocolate fácilmente reconocibles por el dibujo del barco velero, también fabrica muy diversas figuras de chocolate de venta en pastelerías y confiterías: huevos, paraguas, monedas...


Y tras esta breve reseña histórica, ahora ya me centro en mis chocolates. :) Se trata de una tableta de chocolate con leche y otra más pequeña y gruesa de chocolate negro ‘a la piedra’, ‘para su consumo cocido’, como se indica en el envoltorio.

El de leche tiene unas dimensiones dentro del rango considerado normal en las tabletas de chocolate. Unos 18.5 cm de longitud, 10.5 cm de anchura y 1 cm de grosor. Su volumen, por tanto, es de 18.5*10.5*1=194.25 cm3. Tiene una distribución de 9x5 onzas.

El negro, como decíamos, tiene menor superficie pero es más grueso. Su longitud es de 12 cm, su anchura de 8 cm y su espesor de aproximadamente 1.8 cm. Así pues, su volumen será de 12*8*1.8=172.8 cm3. Está dividido en 4x3 onzas.

Ambos chocolates pesan lo mismo, 200 gramos. Sin embargo, acabamos de comprobar que su volumen no es igual. Dado que la densidad es el cociente entre el peso y el volumen, antes de calcular su valor sabemos de antemano que será más denso el negro, que tiene menor volumen. Si se mantiene el numerador de una fracción y disminuye el denominador, aumentará el cociente.

Para el chocolate con leche: densidad=200g/194.25cm3 = 1.030 g/cm3
Para el chocolate negro: densidad=200g/172.8cm3 = 1.157 g/cm3


Una vez hechos los cálculos, pasamos a la parte realmente interesante, que es la degustación. ;) El chocolate negro lo preparé a la taza, que era su uso aconsejado. Todavía me queda para hacerme una o dos tazas más. Hice fotos a lo que en terminología industrial se denomina ‘producto en curso’ y ‘producto terminado’. :P




En cuanto al chocolate con leche, lo he probado y es muy rico. Tiene un cierto gusto a caramelo, quizá por contener azúcar de caña. Es algo quebradizo, por lo que no me extrañaría que su proceso de elaboración tuviera algo en común con el del chocolate a la piedra.



Bien, pues a partir de ahora, cuando veáis este chocolate de inconfundible diseño en alguna confitería, ya conoceréis un poco más su historia. Por mi parte, yo me fijaré en los envoltorios de las figuras de chocolate, paraguas y similares, a ver si encuentro alguna de este fabricante, Simón Coll.

Estoy pensando en un experimento: invertir los papeles, hacer a la taza el chocolate con leche y darle un mordisco al chocolate negro a la piedra, a ver qué pasa... :P

lunes, 8 de agosto de 2011

Degustación Chocolaterías Valor

La semana pasada "tocó" visita a la Chocolatería Valor de la calle Ibiza en Madrid. La empresa fue pionera al abrir la primera franquicia de chocolaterías en España, pero ese es un tema que abarcaremos en otra ocasión.

La carta ofrece una tentadora variedad que dificulta enormemente la elección y no es difícil dejarse llevar por la indecisión mientras uno pasa las hojas una y otra vez, mientras se contemplan las fotos y la boca se hace agua.



J. optó por un chocolate frío a la francesa (que para algo estamos en agosto) y J.L., más purista, se decantó por un azteca, puro y condimentado con pimienta mexicana. La nota curiosa la puso la "mancerina" en la que se sirve este tipo de chocolates: un curioso platillo de loza con un anillo central donde se introduce el cacillo con el chocolate, para evitar que éste se derrame. Fue inventado por el Marqués de Mancera, virrey de Perú allá por el s. XVII.
Cuenta la leyenda que en una de sus frecuentes recepciones, una dama se derramó sobre el vestido el contenido de la jícara (una especie de taza sin asas) y ante tal contratiempo, las neuronas del noble se pusieron en marcha para idear la forma de solucionarlo. Así nació el curioso artilugio.
Por cierto, según indica la carta, es servido a una temperatura de 40ºC.




Y yo... bueno, haciendo honor a mi cargo como miembro de este ilustre blog, decidí comprobar qué era aquello de "cuatro sentidos de chocolate". Esto es lo que llegó a la mesa...


Una combinación de 4 chocolates de distinta intensidad. Dudé en el orden a seguir: ¿debería comenzar por el más puro o mejor al contrario?
Total, como no consigo descubrir ninguna cata chocolatera en condiciones en Madrid (¿algún empresario se anima?) estiré la mano para coger el pocillo del Chocolate Blanco Nepal. Demasiado dulce, aunque se le acaba cogiendo gusto. Con un sabor muy similar a la leche condensada, con toque avainillado y una textura bastante fluída. Seguí con el Chocolate Frío a la Francesa, con leche, menos dulce e igualmente ligero. Se sirve a 5ºC. Después ataqué con el tercero: Chocolate a la Española, calentito, poco azucarado y más espeso. Se sirve a 75ºC, pero obviamente, a esas alturas de la cata (reposada para deleitarme más y "estirar" el momento), el mío ya estaba templado. Y para terminar, el Chocolate 52% Cacao: espeso, calentito y con un delicioso toque amargo.
Lo ideal hubiera sido contar con algún entendido en la materia, que me hubiera ido "dirigiendo", pero lo disfruté igualmente y recomiendo sin duda el cuarteto a quienes se pasen por alguna de sus franquicias.

Interesante saber también que disponen de chocolate "para llevar", chocolates sin azúcar, así como muchas otras especialidades (gran surtido de bombones, convenientemente expuestos en una vitrina para "tentar" al visitante) y postres con muy buena pinta (helados, fondue de frutas, mousses, granizados y batidos, tartas, bizcochos, brownies y coulant) o curiosidades como las tostadas con aceite y crema de chocolate, polvo de almendra y un toque de sal Maldon, sin olvidar una simpática concesión al recuerdo de nuestras meriendas infantiles: un gran vaso de Valorcao acompañado de un pan de leche con una minitableta de chocolate.

Visto lo visto, habrá que volver para probar el resto...


viernes, 15 de julio de 2011

Paraguas


Un paraguas de chocolate es algo que a veces compramos con la idea de dárselo de regalo a un niño, y debemos guardarlo bien para evitar tentaciones de comérnoslo nosotros.

Aparte de eso, un paraguas de chocolate destaca por su forma cónica. Para ser más precisos, es un cono macizo, a diferencia de lo que suele ocurrir con los cucuruchos de los helados.

Uno podría preguntarse cuál es el volumen de chocolate contenido en uno de estos paraguas. Es sencillo calcularlo si se sabe que el volumen de un cono es igual al área de la base multiplicada por la altura, y dividida entre 3.

La base es una circunferencia, y por tanto su área es igual al número pi multiplicado por el radio de la circunferencia al cuadrado.

Así pues, el volumen del cono sería: V=(π·R2·h)/3


Esta fórmula se puede demostrar, pero hay que integrar en coordenadas cilíndricas y es complicadillo. Mejor lo dejamos así. ;)

Veamos, como ejemplo, el paraguas que os he mostrado. Le he quitado el envoltorio para medir mejor sus dimensiones. El radio de la base es aproximadamente 1.5 cm. Y la altura es de unos 12.5 cm. En la foto que viene a continuación, si pincháis sobre ella, podréis ver las medidas acotadas. Ah, no vale lamer la pantalla.


Aplicando la fórmula, su volumen sería: (π·1.52·12.5)/3 = 29.452 cm3

Como las medidas estaban todas en centímetros, el volumen que hemos obtenido está en centímetros cúbicos.

Ahora podríamos ser aún más curiosos y calcular la densidad, que es el cociente entre el peso y el volumen. El peso figura en el envoltorio, y son 35 gramos.

Densidad = 35/29.452 = 1.188 g/cm3

Es una densidad superior a la del agua. No flota. Se trata de un chocolate macizo, no tiene poros como ocurre con algunas chocolatinas de Cadbury. ;)

lunes, 27 de junio de 2011

Cacao Sampaka

Y por fin se materializó la visita que llevaba meses pendiente...

El escaparate, sencillo pero muy sugerente, nos da un anticipo de lo que podremos encontrar en su interior.

Cacao Sampaka es una franquicia dedicada al chocolate, desde la selección de las habas adecuadas hasta la elección del packiging final. Cuentan con obrador propio donde elaboran de forma artesanal (sin adición de conservantes) todos sus productos y donde dan rienda suelta a la imaginación, ensayando nuevos sabores y "maridajes".


Este templo del chocolate fue creado por Ramón Morató (director del "Aula Chocovic", remombrada escuela chocolatera barcelonesa), Jaume Von Aren, Pati Nuñez, Quim Capdevila y Albert Adriá (pastelero de El Bulli y hermano de Ferrán Adriá).


La estrella de la casa son los bombones, de los que encontraremos 8 familias distintas: "grandes orígenes del cacao" (sin mezclas, con sabores de Venezuela, Ecuador, Brasil...), "frutos secos" (con sésamo, café, anís... además de los tradicionales piñones, pistachos y almendras), "especias" (con curry, jenjibre, azafrán, achicoria, o las más conocidas mezclas con pimienta, canela y clavo), "flores y hierbas" (con lavanda, tomillo, y violeta, entre otras), "vinos y licores" (armagnac, cassis, whisky,...), "frutas" (pera y vainilla, mandarina y canela, lima o frambuesa), "trufas cubiertas de cacao amargo " (gran marnier, caramaelo, café, etc), e "innovaciones gastronómicas" (vinagre de Módena, anchoas y avellana, aceituna negra, queso de parma y otras novedades).

Se ofrece una selección de cada familia en cajas o la posibilidad de combinarlos en cajas de 16 y 36 unidades.


También encontramos tabletas repartidas en 3 grupos (chocolate amargo, con leche y blanco) que a su vez se subdividen en 5 familias: sólo chocolate, sabores, crujientes, tropezones e innovaciones, envasadas herméticamente para garantizar una óptima conservación durante 1 año en paquetes con cierre adhesivo, que ofrece un mantenimiento adecuado tras su apertura.


Y muchas, muuuchas otras tentaciones, como el maiz frito y las pipas cubiertos de chocolate, las "rocas" (con barquillo o frutos secos), palitos de limón recubiertos, mermeladas de chocolate (con manzana, limón, tomate,...), cremas para untar, helados y salsas.


La oferta se complementa con libros y videos de recetas, moldes y otros utensilios de cocina. Así como unas espectaculares cajas de regalo muy completitas (también ofrecen servicio de regalos de empresa).

Y como colofón, un bar donde degustar... cómo no, chocolate (casi da vergüenza pedir un refresco o un café, aunque figuren en la carta).

Zumos, bollería, helados, sandwiches, tostadas, bocadillos y vinos y licores para combinar con una selección de bombones o simplemente... saborear un chocolate a la taza, que es la opción por la que nos decantamos nosotros.


J.L. se decantó por un clásico chocolate a la taza caliente acompañado de unas soletillas. El "azteca" se compone de un 80% de cacao y especias. Un sabor contundente, ideal para puristas, sin disfraces. Muy bueno, doy fe ; )



J. eligió un chocolate frío con leche (que las temperaturas de la semana pasada en Madrid no daban tregua). Doy fe de que también estaba bueno (esforzado trabajo de campo que me obliga a catas allá por donde vaya, ejem).


De modo que yo decidí poner la nota discordante y decantarme por experimentar con algo diferente: un chocolate frío con menta y regaliz. Fresco y curioso sabor, marcado al principio por la menta, aunque a medida que la taza se va vaciando domina el sabor del regaliz. Un toque sutil, de modo que el paladar no se satura ni enmascara el sabor del chocolate (que al fin y al cabo es de lo que se trata).


Si bien la intención era pasar de nuevo por la tienda a la salida, al final me fui con las manos vacías, así que tendré que regresar para comprar alguno de los productos; todo sea por la excusa de un nuevo post XDDD

CACAO SAMPAKA
C/Orellana, 4
Metro: Alonso Martinez
Madrid

Franquicias en Barcelona, Valencia y Bilbao.
www.cacaosampaka.com