martes, 27 de diciembre de 2011

Salsa de chocolate, Guinea, Mª Ángeles y un regalo

 Antes de meterme en harina quería felicitaros las fiestas, desearos que lo paséis bien, que no engordéis mucho, que no os peleéis con la familia, que no os gastéis una fortuna en regalos y que salgáis psicológicamente sanos de este follón navideño.

 En principio, por eso de que la entrada va de chocolate esto debería ir exclusivamente en el Wonka, pero como quiero hablar de mis regalos de navidad y de una amiga muy especial, voy a publicarlo en los dos blogs a la vez. Después de tantos años es la primera vez que no me decido dónde publicar una entrada.

Todos tenemos amigos tan diferentes que entre ellos serían incapaces de entenderse. Y aunque presumamos de que nosotros somos siempre los mismos, y lo seamos, no me cabe duda que moverse en un ambiente o en otro nos hace mostrar una vertiente diferente de nuestra forma de ser. Así yo tengo una amiga guineana muy especial, con una forma de vida absolutamente diferente a la que llevamos aquí, en España. Cocina en fuego de leña, consigue agua en un pozo y vive en una cabaña en la que todo está absolutamente impecable.




Tengo la inmensa suerte de viajar con bastante frecuencia a Guinea, allí he conocido a personas estupendas que ya son mis amigos, pero la más especial es Mª Ángeles. Es la persona más amable y sonriente que he conocido. Pura generosidad conmigo, siempre tiene un regalo para mí, sea ropa guineana de alegres colores, unas risas o cacao, extraído de las vainas del árbol que tiene fuera de su casa. La última vez que estuve en su casa quería regalarme una gallina que andaba por allí. ¡Qué diferentes son las cosas en España!


Uno de los platos típicos de Guinea es el pangolín con chocolate. El pangolín es un pequeño mamífero, de extraño aspecto que venden los niños pinchado en un palo en los márgenes de la carretera. Nunca lo he probado, pero no desaprovecharé la primera oportunidad que se me presente. Como dice mi hija cuando desconoce el sabor de algo, seguro que sabe a pollo.

Para hacer esa salsa de chocolate,  ellos extraen el cacao de sus vainas y lo preparan, no sé de qué forma, hasta conseguir una masa que colocan en vasos de plástico que ponen al sol hasta que se seca. Después solo hay que rallarlo en el guiso de pollo o carne.

Este fue el último regalo de mi amiga guineana, tres vasos de cacao para hacer la salsa de chocolate.


Todavía no me he animado a probarlo, sobre todo porque con tanta comilona navideña, no me apetece cocinar nada fuerte los días en los que podemos comer algo más ligero. Pero estoy deseando experimentar con el cacao. Por cierto huele bastante fuerte  y amargo, nada parecido a lo que nosotros entendemos como chocolate.

Y para acabar quiero enseñaros el regalo de navidad de mis hijos, un libro de recetas chocolateras y una fuente de chocolate, que queremos probar con el roscón de Reyes.


Prometo fotos de la fuente en funcionamiento y de la receta de carne al chocolate. A ver si consigo que me salga algo bueno.