jueves, 13 de diciembre de 2012

Navidades con Oriol Balaguer

De nuevo Oriol Balaguer reinterpreta la Navidad y nos ofrece sus nuevas creaciones en chocolate para las próximas fiestas.
En esta ocasión, nos presenta 3 novedades:

Unas delicadas bolas de Navidad que, de ser colgadas en el árbol, estamos seguros que no durarían mucho ;)
Elaboradas con chocolate negro Gran Cru 70% de cacao y con colores muy festivos; se venden individualmente en cajas transparentes a un precio de 29 €.


Un colorido árbol navideño a base de chocolate negro 70% de cacao y chocolate blanco, acabado en los tradicionales rojo, verde y dorado. Elaborado a partir de granos de plantaciones de Venezuela, Cuba y Brasil. Se vende por 35 €.
 
 
Y para los más tradicionales, una selección de bombones que combinan diversos sabores dulces, salados, picantes y amargos. El envase consta de 18 bombones de 6 sabores y 5 liochocolates de 5 sabores, elaborados con 3 tipod distintos de chocolate. Precio: 29 €.
 
 
 
Gracias al Departamento de Comunicación Oriol Balaguer por su nota de prensa y las fotografías.

jueves, 29 de noviembre de 2012

De tabletas

Aquí va hoy un variadito de tabletas...

En primer lugar, aplaudir la iniciativa de la revista Elle este mes, ofreciendo a sus lectores como regalo una de las novedades de la marca Lindt:


Se trata de la tableta de Excellence fresa, elaborada con chocolate negro y trocitos de fresa liofilizada. Nada más abrir el envase, lo primero que nos llega es un intenso aroma que nos da un anticipo de lo que nos espera y va preparando nuestras papilas gustativas. El porcentaje de cacao, según el etiquetado, es de un 47%, aproximadamente. Simplemente decir que me ha encantado la combinación, que me parece muy delicada y que tenéis que probarla. La textura es perfecta y el punto de azúcar, justo. Aunque las fotos no son de mucha calidad, podéis apreciar los trocitos en el corte de la onza.


(Ya comentaremos próximamente algún detalle sobre "maridajes" chocolateros, gracias a una nota de prensa que nos ha enviado el equipo de Oriol Balaguer ).

En segundo lugar, dar las gracias a un buen amigo que reside en Japón y que, conocedor de nuestra debilidad por el mundo del chocolate, me trajo un regalo perfecto. Y viniendo de Japón, fuente inagotable de inimaginables sabores, obviamente la sorpresa estaba relacionada con... KitKat.
Ya sé que se habló anteriormente del KitKat de wasabi en otro post, pero en aquella ocasión no pudimos contar con la valentía de nuestra colaboradora, quien declinó la degustación y cedió los honores a nuestra amiga Claire (Elphaba, desde entonces tienes un punto negativo por cobarde, je, je).


No me extenderé por ello ni me repetiré con nuevas fotos, simplemente decir que me sorprendió gratamente. Sentía mucha curiosidad y resulta increíble lo bien que logran reproducir el sabor. Si bien al principio apenas se aprecia (parece como si estuviéramos paladeando una onza de chocolate blanco), en pocos segundos se desenmascara el característico sabor a wasabi. Y el toque picante es tan tan leve que apenas se nota.
Diferente.
Ya sólo les falta inventar uno con sabor a paella ;)

Y terminamos el post comentando las novedades de un concurrido obrador-café que abrió hace un par de años en Madrid y que anuncia sus nuevas minitabletas.
Mamá Framboise presentó a principios de mes su nueva gama de minitabletas, de chocolate negro (70%, 64% y 61%), chocolate  lacteé 40%, blanco, sin azúcar, toffee, matcha, naranja, frambuesa, remolacha... un total de 20 sabores diferentes.


Habrá que darse una vuelta por allí y probar alguno para haceros una cata en condiciones, no?

martes, 20 de noviembre de 2012

Bombones Valor


Los bombones Valor los tengo como algo relativamente reciente. Consultando la historia de esta antigua casa chocolatera alicantina, he averiguado que ya desde 1981 fabricaban bombones, pero no fue hasta 2006 cuando ampliaron esta línea de negocio y empezaron a comercializarlos de forma masiva.

Tengo la sensación de que los bombones de Valor no son ni tan antiguos ni tan modernos. En cualquier caso, poseen la gran calidad y presentación que siempre han caracterizado a esta firma.

Hace poco nos regalaron un caja de bombones de un modelo denominado Sueños de Chocolate. Decidí analizarlos, como hice en su día con los de la Caja Roja de Nestlé. Un trabajo duro, ya que después de diseccionarlos me los tenía que comer. Algo tenía que hacer con ellos, no iba a volver a meterlos en la caja después de partirlos y manosearlos.


Estos bombones, en general tienen una corteza frágil y quebradiza, lo que se aprecia en los fragmentos que quedan alrededor. Por otro lado, su relleno más cremoso o más terroso se intuye por la mayor o menor limpieza del corte. Veamos uno por uno...

Lingote de Trufa

Moneda de Toffee

Sortija de Chocolates

Este último se me hizo añicos la primera vez que lo partí, y por ello tuve que repetir la disección, y en consecuencia comérmelo por partida doble.

Perla Negra

Diamante Blanco

Este ‘diamante blanco’ está especiado con canela, pero al comerlo sin haber leído el folleto explicativo, creía que era sabor a plátano. Estoy yo bueno...

Ópalo de Café

Broche de Leche

Estaban todos muy ricos, doy fe, pero acabé un poco empachado...

martes, 13 de noviembre de 2012

Pollo a la salsa de chocolate

¡¡Qué horror!! Han pasado cuatro meses desde que publiqué mi última entrada, y era un entradilla, de esas que no exigen mucho curro. Un par de fotos y andando..

No es que haya dejado el chocolate, ni que no haya probado chocolates interesantes, de hecho ocurre todo lo contrario pero...una es una vaga que ha dedicado su tiempo libre a otros menesteres, dejando de lado este blog que tantos buenos ratos nos ha hecho pasar. Y que me ha dado infinidad de satisfacciones.

Vengo con el ánimo recompuesto y con ganas de continuar. Ahora falta que alguien se siga pasando por aquí, así que os pido que si leéis estás líneas me digáis alguna cosilla, para saber que esto sigue vivo y todavía es un lugar cálido de reunión. 

Tengo una carpeta en mi escritorio que se llama Wonka. A esa carpeta van a parar las fotos de las recetas que preparo, de las ideas que encuentro en la red, de mis ocurrencias chocolateras. Cuando la he abierto ya no recordaba que había utilizado y que no. Un horror que haya pasado tanto tiempo, sobre todo porque la receta que voy a colgar hoy la hice hace tantos meses que ya no recuerdo como la hice.

Hace un año conté aquí como mi amiga M Ángeles me había regalado cacao puro, machacado y apelmazado bajo el sol. El aspecto no era muy apetecible y el olor amargo no llamaba a utilizarlo, pero me pudo la curiosidad y me lancé a preparar el plato típico guineano. Sustituí el pangolín por contramuslos de pollo, y la cazuela tradicional de barro por una moderna olla GM.


Puse el pollo y las verduras en crudo. Rallé un cuarto de vaso encima del pollo. Sal y pimienta. Cerré la olla y programé dos veces el programa "Pollo". Después pasé por la batidora la salsa resultante.






El resultado es lo que veis en la foto superior. La salsa densa y apetecible, muy sabrosa y fragante. El sabor intenso y curioso. Digo curioso porque no sabe al cacao que puedas imaginar, ni siquiera se acerca al cacao más puro que hayas probado. Es otra cosa, un sabor absolutamente nuevo para los europeos.

 Estaba muy bueno, y sobre todo muy original.

lunes, 15 de octubre de 2012

Cena dulce


En el armario de la cocina tenemos dos tabletas de chocolate para hacer a la taza sin estrenar. Una es de Chocolate La Cibeles, que a pesar de lo que su nombre pueda sugerir, es asturiano. Ésa nos la regalaron. Y otra es de Pedro Mayo, una empresa chocolatera navarra con solera. Lo vi en un supermercado, me pareció que tenía buen aspecto y lo eché al carro.

Sería una pena que se estropearan. En realidad todavía falta más de un año para que caduquen, pero si están demasiado tiempo metidas en un armario pierden su frescura. Además, desde Wonka tenemos la labor de estar al corriente de todo lo que el mundo chocolatero ofrece.

Hoy estaba destemplado, tenía el frío metido en los huesos... Me hacía falta una cena calórica. Por ello me ha parecido un buen momento para estrenar uno de los chocolates de los que os he hablado. Me he decantado por el de Pedro Mayo.

Es un chocolate de textura suave, sin grumos, y con un sabor avainillado. Con la satisfacción del deber cumplido, os dejo unas fotos de la materia prima, el producto en curso y el producto terminado.







viernes, 24 de agosto de 2012

Idea chocolatera






Mirad la foto que Tirma ha colgado hoy en su Facebook. ¿No os parece precioso y muy fácil de hacer? Si me animo pondré foto del experimento, pero antes deben pasar estos calores terribles que no ayudan nada al chocolate.

Propongo desde aquí una quedada para tomar chocolate en el centro desde que empiece a hacer un poquillo de frío.

miércoles, 25 de julio de 2012

El hombre al que le gustaban las chocolatinas (1ª Parte)

Después de varios siglos sin aportar nada a nuestro blog colectivo más chocolatero, y de un tiempo de letargo en general, no podía dejar de compartir este viaje aquí.

En mi último viaje a Inglaterra no tenía un gran objetivo en mente, pero en cierto modo, una parte de este viaje terminó convirtiéndose en una especie de "bloque" temático que resultó interesantísimo y un poquito sentimental.

Hará poco más de un año que supe de la existencia de un museo dedicado a Roald Dahl en un pueblo llamado Great Missenden, a unos 60 km al noroeste de Londres. Decidí que a la tercera iba la vencida, así que hice mis investigaciones pertinentes para preparar la excursión, y una mañana me levanté temprano para tomar el tren de Aylesbury, que era el que hacía parada allí, entre otras localidades de la comarca de Buckinghamshire.


Pero a todo esto, por si algún despistado no cae en quién es Roald Dahl, quizás le sean más familiares algunas de sus obras, como "Charlie y la fábrica de chocolate", "Las brujas", "Matilda", "James y el melocotón gigante", etc. Sí, podríamos considerarlo el "padre" de este blog y la inspiración para su nombre.

Aquél no es un destino precisamente muy turístico, y en un día laborable del mes de enero sólo me encontré con gente que iba a trabajar a otra parte en un vagón silencioso y medio vacío (y con WiFi, oh yes). Me preguntaba si alguien más se apearía en la misma parada que yo, en una localidad tan... vacía. Entendedme, Roald Dahl está considerado uno de los autores infantiles más importantes de la literatura universal, y cuatro de sus obras tienen el honor de estar incluídas entre las cien novelas de todos los tiempos (no sólo infantiles) más queridas por los británicos, sin embargo su museo es muy pequeñito y modesto, no del tipo que acumula grandes colas en su entrada. Así pues, la otra única persona que se bajó en la coqueta estación de Great Missenden resultó ser la informática encargada de revisar los dispositivos audiovisuales del museo.


Yo ya sabía perfectamente por donde tenía que ir gracias a Google Street View, aunque no era precisamente difícil orientarse por allí. Los poco menos de diez mil habitantes allí censados se distribuyen básicamente entre la High Street, la Church Street, y numerosas casas y granjas cada vez más desperdigadas, pero lo que es pueblo pueblo, poco pueblo. Recuerda a una de esas localidades descritas en las novelas de Agatha Christie, donde todos parecen conocerse y no crees posible que alguien pueda tener prisa. Sin nada especial, pero bonito como estos sitios suelen ser, con algunos paisajes interesantes rodeados de campiña, colinas y bosques. Sin embargo no es un lugar tan anodino como parece, y como curiosidad, resulta que allí vivió temporalmente Robert Louis Stevenson, y el músico Jamie Cullum, casado con Sophie Dahl, nieta del escritor (ahí la pareja, con un par), también tiene una propiedad en el pueblo. Además, allí se rodaron una serie de películas terror para televisión de la Hammer en los años 80.



Volviendo al museo, era imposible no encontrarlo con una fachada así (he tenido que tirar de Google para la foto de la fachada porque había una furgoneta aparcada justo delante, ¡¡¡ar!"$f%g&*!!!).


Al entrar en esta antigua cochera, nos recibe este banco-cocodrilo y un cartel que, tal y como podeis leer ampliando la foto, dice que todos los fans del señor Dahl somos bienvenidos, tanto si hemos leído todos sus libros como unas pocas líneas, si somos jóvenes de edad o de corazón, o si hemos viajado desde lejos o muy cerca, y que nos recuerda cuál es el espíritu de su legado. Yo cumplo, cumplo con los requisitos: he leído muchos de sus libros, soy joven de cough edad cough corazón e iba desde bastante lejos.


El Roald Dahl Museum and Story Center tiene dos funciones principales. En primer lugar comenzó a funcionar de centro de historias interactivo y de archivo oficial, que recoge toda su obra. No sólo sus novelas más conocidas, sino también sus guiones, artículos y relatos para adultos, además de cartas profesionales y personales, manuscritos varios y otros documentos, y sobre todo su "libro de ideas". El escritor galés tenía una imaginación de lo más desbordante, y constantemente estaba imaginando e inventando ideas fantásticas, y reflexionando y filosofando sobre hechos de lo más cotidianos con su particular punto de vista de niño inquieto y travieso. Todos esos pensamientos dispersos eran recogidos en su "libro de ideas" que siempre le acompañaba, y que en algún momento podían ser utilizados en sus historias.
Posteriormente comenzó a funcionar como museo propiamente dicho. Uno bastante pequeñito, todo hay que decirlo. La zona de exposición se divide en dos salas que corresponden respectivamente a las etapas de su niñez y su vida adulta, y denominadas "Boy" y "Solo", al igual que sus dos libros de memorias. El primer nombre referido a la forma en la que solían llamarle en casa de niño, y la segunda a sus solitarias horas pilotando aviones en su juventud.

La entrada a la sala "Boy" es de lo más sugerente y chocolatera. Casi te dan ganas de meterle un lametón a la puerta. Conociéndome, algunos se imaginarán que me hubiera encantado sacarme una foto de esa guisa, pero lamentablemente estaba haciendo la visita en solitario (pero tan en solitario que no vi a ningún otro visitante), y me daba nosequé pedirle a la informática que me sacara una foto chupando una puerta...


La relación de Roald con el chocolate no se reduce simplemente a ser el creador de la imaginaria fábrica del señor Wonka, y escribir ese libro no fue una idea fortuita. Roald era un amante del chocolate. Sí, bueno, sé que no es un caso aislado, y ya sabéis lo que dicen: "A 9 de cada 10 personas le gusta el chocolate. La otra persona miente". Sin embargo a él realmente le apasionaba, y además fue un niño afortunado en términos 'chocolateriles'. Como muchos otros de aquella época, pasó algunos años en un internado. Por entonces, resultaba que no tenían la fábrica de chocolates Cadbury demasiado lejos, y la empresa utilizaba a los niños de aquel centro como catadores de excepción, con muestras y cuestionarios. Me puedo imaginar cómo serían recibidos por los alumnos los lotes de productos en una época en la que, a diferencia de hoy día, los niños no estaban hartos de todo lo que les daba la gana. Roald soñaba y soñaba, y dejaba correr su mente imaginando que un día inventaría una nueva y maravillosa chocolatina con la que dejaría al señor Cadbury boquiabierto. Aquella idea persistió, como comprenderéis todos los que conocéis la historia de Charlie y el señor Wonka, que se publicó casi 40 años más tarde.

Volviendo a la sala "Boy", allí podemos encontrar huellas de una infancia y juventud, las de un estudiante aplicado, hijo amantísimo y travieso incorregible con un sentido del humor de lo más audaz, que definitivamente dejaron una impronta en sus historias para niños, llenas de valores pero carentes de moralinas, muy alejadas de la corrección política y caracterizadas por ese humor, a veces muy negro. Releyendo algunas y descubriendo otras de esas historias ya de adulta, me hacen reír unos personajes maravillosos que piensan como todos lo hemos hecho alguna vez, pero que dudo que pasaran por la censura de la corrección política de nuestros tiempos. Y qué queréis que os diga, me encanta que se hayan librado de tanta estupidez reinante hoy día.




Además de sus boletines de calificaciones, se pueden leer las cartas que escribía semanalmente a su madre en sus años escolares, primero firmadas como "Boy" y más tarde como "Roald", plagadas de anécdotas, e incluso en un rincón te encuentras una vieja maleta con su uniforme de la Repton School, para que cualquier niño que tenga curiosidad sepa lo que es sentirse un poco como un escolar de la época.


La otra sala, "Solo", comprende su edad adulta. Estando destinado en la RAF en África y el Mediterraneo, no le tocó vivir la crudeza del frente, pero no por eso su experiencia fue menos dura y menos cercana a la muerte. Sus años como piloto durante la Segunda Guerra Mundial fueron un completo desastre, y algunas de sus vivencias y puntos de vista del conflicto que le tocó vivir son descacharrantes. Merece la pena leer un relato como éste, veraz y terrible en su fondo, pero totalmente desmitificador, despolitizado y desdramatizado en su forma, aunque para nada trivializa algo tan serio como la guerra, sino que muy al contrario, la humaniza. Es ésta una sala llena de sorpresas, alguna de las cuales me hizo echar una carcajada. Además podemos ver cómo era el interior de uno de los aviones que tuvo que pilotar, en los que se sentaba literalmente encajado con las rodillas a la altura del pecho debido a su gran estatura (medía casi dos metros). Precisamente también podemos hacernos una foto junto a su imagen en tamaño real comparada con la altura de decenas de personajes reales o de ficción, como los Oompa-Loompas.



En otro rincón encontramos más 'sorpresitas' que rememoran su etapa de escritor de relatos cortos para adultos, principalmente de suspense o terror, una faceta menos conocida hoy en día. Sin embargo algunos de esos relatos han sido adaptados en numerosas ocasiones, desde varios episodios célebres de la serie "Alfred Hitchcock presenta" hasta el segmento dirigido por Tarantino en la película "Four Rooms". En la misma línea que el suspense de "Alfred Hitchcock presenta", se emitió en Reino Unido la longeva serie "Tales of the unexpected", cuyos 112 episodios se basan en su mayoría en relatos de Dahl. Y aparte de las adaptaciones de sus relatos cortos y de la larguísima lista de pelis basadas en sus novelas infantiles, su relación con la pantalla también incluyó guiones como el de la quinta peli de Bond, "Sólo se vive dos veces",  o "Chitty Chitty Bang Bang". Entre otros recuerdos cinematográficos también podemos ver de cerca el traje de Willy Wonka que lució Johnny Depp para la película. Gracias a eso comprobé que el bastón de colores que llevaba, en realidad era transparente y estaba lleno de bolitas de caramelo.

En un museo dedicado a la obra de Roald Dahl no podía faltar un pequeño rincón dedicado a su buen amigo y mayor colaborador, el ilustrador Quentin Blake. Quien ha leído las novelas de Dahl,  es imposible que no identifique a sus personajes con los maravillosos dibujos de Blake, y el escritor consideraba que era la persona que mejor entendía sus ideas a la hora de plasmarla en imágenes. La comunicación era perfecta, como pueden atestiguar algunas de las cartas entre ambos que allí se exponen. Hablar de Quentin Blake es hablar de alquien a quien admiro muchísimo desde que era pequeña. Tengo un par de reproducciones suyas enmarcadas por mi casa y varias figuritas. Que me fascina su obra es quedarme corta y os aseguro que si me regalaran un Goya no me haría tanta ilusión como que me regalaran un Blake. Me haría mucho más rica, eso sí, mmm..., con lo cual podría comprarme muchos Blakes.... Tendré que pensarlo. En fin, que al señor Quentin Blake tengo pendiente dedicarle un post desde hace años, pero mientras tanto me encantaría que su espacio dentro de este museo fuera un poco más amplio, la verdad. Algún día espero que le dediquen un buen museo que le haga justicia, aunque también espero que el buen hombre siga viviendo algunos años más, que tiene 80 años, pero no pretendo meterle ya en la caja de pino.


Y por último, la parte que me resultó más especial de todas: el cobertizo donde escribió todas sus novelas infantiles. No es una reproducción exacta de su exterior, sino más bien una figuración de cómo era, con su puerta amarilla y sus rosales.



No obstante su interior sí está dispuesto tal cual era. No es que lo hayan decorado igual, sino que allí están todos y cada uno de los cacharros y muebles que formaban parte de su pequeño nido y que la hacían un lugar totalmente personal y único. Las fotos de su familia, los dibujos de sus hijos, su viejísimo butacón (que hace competencia con el del padre de Fraser Crane), su tablero de escritura y sus lápices afilados (jamás usó máquina de escribir). Y en la mesa contigua, sus objetos especiales, como la cabeza de su fémur (cuando el cirujano la sustituyó por una prótesis le aseguró que era la más grande que había visto jamás, y se la dió de recuerdo), una réplica de uno de los aviones que pilotó (hecha por un niño australiano admirador de sus libros) o su bola plateada.



Si ampliáis la foto se puede ver la bola plateada. Observad su tamaño y su aspecto en la foto ampliada. ¿Qué pensáis que es?


Pues es nada menos que el resultado de unir y comprimir día tras día el papel metálico que envolvía a las chocolatinas Cadbury de los años 30. Su primer empleo tras terminar sus estudios, con apenas veinte años, fue en las oficinas de la compañia Shell. Cada día a la hora del almuerzo iba a comer al mismo lugar y después se relajaba dando un paseo de vuelta a la oficina disfrutando de una chocolatina Dairy Milk de Cadbury. Le volvían loco, y era una rutina que no perdonaba jamás. Durante todo un año guardó y unió esos envoltorios plateados hasta formar la bola que véis, que pesa nada menos que 307 gramos. Y es que los envoltorios no eran como los de ahora desde luego.


En fin, nada que nos extrañe de un hombre que escribió en los últimos años de su vida algo como esto:
"No importa lo que sucedió en 1066 con Guillermo el Conquistador... Esas cosas no van a afectar a la vida de uno. Pero la aparición de las barritas Mars en 1932 y los Maltesers en 1936, y el Kit Kat en 1937... deberían grabarse a fuego en la memoria de cada niño...".
- Roald Dahl, 'Memories with Food at Gipsy House'.

viernes, 6 de julio de 2012

Genesis en Cacao FM



En esta vieja canción de Genesis -que por cierto es mi favorita y la de muchos fans de esta mítica banda- se menciona una cosa llamada ‘chocolate surprise’. Siempre me he preguntado a qué llaman estos ingleses una “sorpresa de chocolate”. Busqué imágenes en Google, y ya os digo que no es un huevo de chocolate con sorpresa dentro.

Alguien sabe qué es una ‘chocolate surprise’, o tiene una idea de lo que puede ser? A ver quién da la explicación más ingeniosa, así nos divertiremos. ;)

martes, 5 de junio de 2012

Lacasitos



Ahora los Lacasitos vienen en un tubo en forma de lápiz, con su característica sección hexagonal... Pero no es la forma del recipiente lo que vamos a analizar, sino la forma de los Lacasitos en sí.

Un Lacasito tiene la forma de un elipsoide de revolución engendrado al hacer girar una elipse sobre su eje menor.


Una elipse es el conjunto de puntos cuya suma de distancias a dos puntos denominados focos es constante. Es algo similar a una circunferencia achatada; de hecho, una circunferencia es una elipse en la cual los dos focos coinciden en un solo punto, que es el centro de la circunferencia.

Existen tres magnitudes fundamentales en una elipse: a, el semieje mayor; b, el semieje menor; y c, la distancia del centro a cada foco.

Se define la excentricidad de la elipse como el cociente entre la distancia del centro al foco y el semieje mayor: c/a. Si la excentricidad es 0, se trata de una circunferencia. Y si la excentricidad es 1, ya no es una elipse, es una línea recta.


Si se hace girar la elipse sobre su eje menor, podéis imaginar que se formará una figura similar a un Lacasito. La sección transversal de un elipsoide de revolución de este tipo será la elipse que lo ha generado.

Si diseccionamos un Lacasito, comprobamos que su elipse generatriz es más excéntrica que la que hemos dibujado como ejemplo.

De todos modos, qué ricos están, independientemente de la forma que tengan, ¿eh?