sábado, 30 de mayo de 2009

Envuelta para regalo


Por Reyes me regalaron un bono para un tratamiento en un spa, a elegir entre nosequé cosa o una envoltura corporal de termochocolate. Ni que decir tiene que elegí la envoltura. ¡Cómo me iba yo a perder la oportunidad de documentar eso para este blog!

Total, que por fin tuve un día libre para poder ir a probar que tal estaba eso de embadurnarte en chocolate caliente.

No sabíamos muy bien qué teníamos que llevar a eso, pero lo cierto es que lo que teníamos que llevar era precisamente NADA.

La pequeñísima habitación donde hacen ese tipo de tratamientos no se puede describir de otra forma mejor que de cálida y agradable, desde la temperatura y la luz tenue hasta los colores suaves en tonos melocotón. La decoración es sencilla y con un toque de tres o cuatro velitas repartidas por ahí y una especie de velo o mosquitera en el techo. Y luego el sonido, que es una música muy suave y muy zen mezclada con sonidos ligeros de agua.

La masajista es una chica menudita que habla poco y bajito, lo justo para darte indicaciones y no perturbar tu relajación. Porque relajarte te relajas un rato. En primer lugar te da un masaje enérgico exfoliando todo el cuerpo con esas cremas llenas de granulitos. Un gustazo. Casi lo mejor. En ese momento un aroma dulce y chocolateado empieza a percibirse en la atmósfera, porque se está preparando la mezcla de chocolate que va a ser tu envoltura.


Para ese momento una está boca abajo y casi hipnotizada, y entonces la chica te avisa de que lo que va a untarte está bastante caliente y... oooooooooooh.... ¡Entonces es cuando te invade la fragancia a chocolate negro! Es como si fueras un bizcocho y te estuvieran extendiendo cobertura caliente de Nestlé postres. La textura untuosa es justo esa, y la sensación de calor en la piel que se va ajustando a tu propia temperatura a medida que las manos van haciendo movimientos lentos en dirección de pies a cabeza... simplemente una gozada. El único problema es que te entra la tentación de probarlo, y no es comestible, por muy bien que huela, porque está mezclado con algún producto de tipo cosmético, supongo.

Para ese momento ya te entra un soporcillo que no te molestas en evitar, pero hay que darse la vuelta que la parte de atrás ya está lista. Y cuando terminan de darme vuelta y vuelta como las chuletas en la barbacoa, llega un momento un poco hilarante. Está servidora convertida en un conguito (vestida de chocolate pero sin cuerpo de 'cacahué') y entonces me envuelven en un plástico tranparente como si fuera una crêpe, con los brazos pegaditos al cuerpo, y se rompe durante unos instantes mi relajación, porque me visualizo a mí misma como una figurita de chocolate envuelta en celofán y opino mentalmente que sólo me falta un lacito y una pegatina de felicidades. Pero aguanto mi impulso de echarme a reir con las cosas que pasan por mi imaginación, y vuelvo al estado de relax inicial. Sobre el envoltorio plástico te enrollan una especie de colcha de tejido térmico (como la de las neveritas para bebidas o congelados o algo por el estilo) y te dejan tranquilamente sola durante unos veinte minutos, para que te quedes sobada a gusto si te apetece o mires al techo y hagas con tu mente lo que te de la gana menos pensar en el trabajo o en que hay que hacer limpieza en casa.

Calorcito, calorcito, pero agradable. Temperatura idónea y comodidad. Ya está de vuelta la chica y te ayuda a desenrrollarte la crêpe, para acto seguido volver a dejarte un poco de intimidad mientras te retiras el chocolate del cuerpo en una pequeña cabina de ducha que hay en un rinconcito: "cuanto termines y te seques te tumbas de nuevo boca abajo".

Oooooooooh... llegamos a la recta final, que es un masaje relajante y drenante con una loción ligerita e hidratante. Divino: "quédate un par de minutos más así tumbada, luego te levantas lentamente para no marearte y ya te puedes vestir". Empiezas la sesión sola y terminas sola, preguntándote por qué no te puedes quedar a hibernar en ese cuartito durante tres o cuatro días, y no la hora larga que has estado.

Al salir, me encuentro a mi amiga sentada con cara de estar más 'pallá' que 'pacá' (ella se ha hecho el mismo tratamiento en la sala de al lado), y decidimos que lo mejor es tomarnos algo en la tranquila cafetería del hotel para subirnos la tensión que se nos ha debido quedar en el sótano 2 por lo menos.

"¡Un colacao doble, por favor!".



Nota: las fotos no son mías, que no era plan, sino de la web de un spa que hace un tratamiento similar.

viernes, 29 de mayo de 2009

Una cata

Imaginaos la escena:
  • Tres personas alrededor de una caja llena de chocolatinas.
  • Dos de ellas, mi amiga Ugi y yo, fans rotundas del chocolate y dulce que se precie.
  • El tercero, Antonio, dice que NO le gusta el chocolate.

Sentados en el sofá de mi salita, nos disponemos a realizar una cata chocolatera muy seria.
-¡Mmmmmmm!!! (murmullito de Ugi).
-Pues a mí no me gusta el chocolate, pero bueno, voy a cogerme ésta (comentario de Antonio).

Le doy a Ugi la "Dayry Milk turkish". Le comento que tiene un sabor muy especial, a ver si logra identificarlo. Muy seria saborea el chocolate, pero no acaba de identificar el sabor a rosas que tiene. Le parece plátano, fresa...sólo sabe que le gusta mucho, pero no lo ve claro.

Finalmente le comento que sabe igual que huelen las rosas y entonces lo identifica. Mi marido que está haciéndonos unos cafecitos comenta que a él le encantó el sabor. Sin embargo a mí no me acabó de convencer. Me parece que soy un poco simple respecto al chocolate y el sabor de la rosa se me hizo un poco fuerte. Tuve la sensación de estar chupando un bote de colonia.
Seguimos con nuestro trabajo. Observamos a Antonio saboreando la Toffe crisp como un poseso. Dice que no le sabe a chocolate, lo cual quiere decir que le gusta. Probamos nosotras un poquito y nos encanta.

Realmente resulta deliciosa para mi gusto. Es crujiente, suave y resulta riquísimo. Es una mezcla de cereales, galleta y caramelo cubierta de un chocolate suave. Ugi la define como una mezcla entre Crunch y Mars, y creo que la definición es acertada. Os pongo a continuación una foto de su interior:
Comentaros que esta chocolatina es la que más me ha gustado hasta el momento. Creo que puede entrar en la categoría de snack más que una chocolatina en el sentido riguroso de la palabra. Sea cual sea su definición, estamos de acuerdo los tres catadores en que resulta deliciosa.

-¡A ver si al final te va a gustar el chocolate!!!-le decimos a Antonio.

-Nooooo- responde.

Pero una sombra de duda, se cierne sobre sus ojos.
Continuará...

lunes, 18 de mayo de 2009

El bizcocho de Alvarito

Vamos a dejarnos un poco de poner los dientes largos hablando de las delicias que degustamos tan rigurosa y científicamente, y pasemos a una recetilla, ¿no?
Este bizcocho nos lo trajo al trabajo un compañero y causó verdadero furor. Yo lo he modificado ligeramente con unos toquecillos, porque la verdad es que estas cosas siempre admiten variaciones, pero la base es la misma.

Ingredientes para el bizcocho:

- 4 huevos

- 1 sobre de levadura

- 1/2 vaso de azúcar

- 1/2 vaso de chocolate a la taza en polvo (caoflor o paladín. No usar colacao o similar, porque tiene que ser uno de estos que queda la taza bien espesa y oscura)

- 1/2 vaso de harina

- 1 vaso de aceite de girasol (el de oliva le daría un sabor raro al chocolate)

- 100 gramos de almendra picada cruda (la original llevaba nueces)

- 1 chorrito de brandy (opcional porque esto me lo he sacado de la manga)



Ingredientes para la cobertura:

- 1 tableta de chocolate Nestlé Postres

- 1 cucharada de mantequilla

- 1 cucharada de leche


Preparación:

Pues rebujándolo todo. Bueno, todo no: los ingredientes del bizcocho por un lado y los de la cobertura por otro. El bizcocho se hornea durante media hora en un horno precalentado a 180ºC, y cuando se enfríe se le pone la cobertura, y ¡yatta!


Que conste que la foto no es mía, porque estoy intentando 'desintoxicarme' un poco, pero el aspecto que queda es muy parecido a ese.

jueves, 14 de mayo de 2009

Lo que trajo el cartero


Prrrrrrrrrrrrrrrrrrr....¡El timbre!. No puede ser otro más que el cartero. El sonido de una moto delante del portal de mi casa lo delata.
-¡Un paquetito para ti!, si me abres, te lo dejo al pié de las escaleras.
-¡Vale!. ¡Gracias!. ¡Santiiiiii!!!! ¿me bajas a buscar el paquete? ¡deben ser las chocolatinas por fin!!!!.
Dos segundos y se presenta mi marido de vuelta, cargado con un paquete que pesa lo suyo.
Es de Ruth!!! Oleeee!!!! ¡¡hoy tomamos chocolate de postre!!!.
¡Qué ilusión hace recibir paquetes preparados con tanto mimo!. Una cajita monísima llenita de delicias de chocolate, y además una preciosa libretita decorada con bombones (Candela, te sales).
No he probado todavía nada . Solo quería mostraros el material del que dispongo para futuros posts de este blog, y además agradecer a Candela su generosidad y sus aportaciones a este espacio.
¡Gracias niña! ¡Eres un sol!.

domingo, 10 de mayo de 2009

Susurros chocolateros


El título tan hortera que le he dado a este post se debe al nombre de la chocolatina de la que voy a hablar, Wispa de Cadbury, pues tengo la teoría de que ese nombre no es otra cosa que la palabra 'whisper' ('susurro' en inglés), pronunciada con un acento muy británico. Y probablemente a esta chocolatina se le haya dado este nombre por su ligera textura. Pero empecemos desde el principio...

Ésta es una de las muestras chocolateras que me ha proporcionado Candela para el arduo y sacrificado trabajo de campo de este blog. Elphaba ya recibió las suyas, y Ana e Inma también las recibirán por distintas vías. ¡Mil gracias desde aquí por tu colaboración, guapa!

Wispa es una chocolatina de Cadbury que se asemeja a otras chocolatinas de la misma marca de las que hablé en uno de los primeros posts de este blog, Flake y Twirl, en que no es un chocolate compacto, sino que tiene muchos micro-huecos rellenos de aire. La diferencia es que Flake y Twirl tenían una estructura formada por finas láminas enrolladas, mientras que Wispa lleva aire insuflado externamente (de hecho, en el envoltorio dice 'aerated milk chocolate bar'), lo cual le da una estructura llena de burbujas y poros.

He calculado la densidad aproximada de Wispa. Esta chocolatina mide unos 12 cm de longiud, 2.5 cm de anchura en promedio, y 1.5 cm de espesor. Eso en total da 12 x 2.5 x 1.5 = 45 cm3 (centímetros cúbicos). Pesando la chocolatina en la báscula, daba aproximadamente 35 gramos. Por tanto, la densidad estimada sería 35 gr / 45 cm3 = 0.78 gr/cm3.

Esta densidad es menor que la del agua (1 gr/cm3), lo que indica que se trata de un chocolate muy ligero. ¡Ya veis, podría flotar en el agua! Esto lo hace muy recomendable para disfrutar de todo el sabor y la textura del mejor chocolate Cadbury, pero en una cantidad menor que la que nuestros sentidos perciben, y por tanto consumiendo menos calorías.

¿Y no es un placer sentir como, al contacto con vuestra boca, se rompe la estructura interna porosa de esta chocolatina, y todas las partículas de chocolate chocan contra vuestro paladar y vuestra lengua? La textura pulvurulenta se pierde, y el chocolate se derrite en el interior de vuestra boca, expandiéndose en todas las direcciones...

Os pongo una imagen diseccionada de la chocolatina Wispa para que veáis los poros y las burbujitas de su interior. Por cierto, esta chocolatina antes se vendía en España, ojalá algún día la vuelvan a traer...

domingo, 3 de mayo de 2009

Patatas sabor chocolate.


Pues sí. Lo que leéis. Ya me resultaban suficientemente raros los sabores de patatas al jamón de toda la vida que jamás me gustaron, porque creo que no es lo mismo condimentar una patata frita, con ajo, perejil, cebolla, pimentón o lo que se tercie, que añadirle el sabor de otro alimento. Además, no sé vosotros, pero yo nunca les encontré la similitud con el sabor del jamón real.

El caso es que tengo un montón de material chocolatero atrasado que tengo pendiente de comentar, entre el que están estas patatas Walkers (aquí en España llamadas Lays) con nuevo sabor a chocolate con guindilla, que me trajo Candela de Irlanda en su última visita (gracias ;-) ).

La verdad es que resulta difícil de imaginar el resultado de la mezcla, y no deja de ser curiosa la sensación. Sabe a patata, con un toque picantillo y cierto regustillo a chocolate que no resulta fácil de identificar de primeras, entre otras cosas porque no es la textura que identificamos con algo de chocolate, y además es salado, lo cual es más raro aún.

No tengo foto del interior, pero su color es parecido al de cualquier otra papa frita, solo que ligeramente más oscuro. No están malas, pero la verdad es que tampoco se comen solas, como ocurre con las patatas corrientes de toda la vida, que se van cogiendo una tras otra hasta acabarlas casi sin darse cuenta. Me parecieron algo insulsas, aunque suene contradictorio teniendo encuenta la mezcolanza de sabores que he detallado. Una curiosidad que no me apetece repetir especialmente.

De todas formas es probable que no sea un producto duradero en el mercado anglosajón, porque en el paquete pone que es una especie de encuesta. Una serie de personas lanzaron varias propuestas como las patatas sabor fish&chips, pato crujiente estilo chino, cebolla con curry, y otros que no sabría traducir o decir en qué consisten, como cajun squirrel (ardilla cajún??) o builder's breakfast (desayuno de albañiles???). Los consumidores tienen la opción de votar por uno de estos productos a través de un mensaje de texto y, supuestamente, el ganador permanecería en el mercado.

Desde luego no sabemos ya qué comer...