viernes, 30 de julio de 2010

Hagamos un paréntesis

Pero qué poquísima vergüenza tengo. Con el super paréntesis que me he tomado de escribir en este blog. Pero que conste que aun sin publicar no he dejado de acumular material.
Ya el año pasado, tras mi viaje a Japón, dejé pendiente hacer una reseña de algo que me gustó una barbaridad: el KitKat sabor Matcha o té verde.



He de aclarar ante todo que jamás me ha gustado el té, y no he cambiado al respecto. Sin embargo es curioso como un mismo alimento o ingrediente puede ser aborrecido en algunas formas de presentación, y provocar una salivación intensísima preparándolo de otra forma o acompañado de otras cosas. Este ha sido mi caso con esta variedad de chocolatina Kitkat.


Me traje un paquete en la maleta con la idea de repartilo, pero debo confesar que cuando llegué a casa y lo probé, cambié automáticamente de opinión, y me lo comí yo solita. Era demasiado poco, y total, no fuera a ser que se estropeara con el calor.... ejem.


En fin, que, el sabor suave de esta chocolatina, que no deja de ser el clásico barquillo de la conocida marca cubierto con chocolate blanco saborizado con el tradicional té en polvo, me dejó muy enganchada. Pero, oh, desgracia, solo se vende en Japón, y si lo encontráis fuera de allí es porque lo han importado y costará un riñón, un huevo o un ojo de la cara (te dan a elegir :P).


Sin embargo la cosa no queda ahí. Investigando por estos mundos cibernéticos en los que la información corre a sus anchas, descubrí que además de este sabor ya clásico, existen allí decenas de ediciones limitadas en distintos formatos y sabores, tanto de cobertura como de relleno, a cual más original y exótico. Suelen comercializarlas en determinadas estaciones o fechas del año y, de este modo, podemos encontrar ejemplares tan diversos como el otoñal KitKat de castañas, los de caramelo y calabaza para Halloween, o Kiwi, además de otros algo más convencionales como la fresa, el chocolate negro y la naranja.


En la imagen que podéis ver a continuación están fotografiadas los envases de otras versiones de KitKat, algunos de los cuales puedo identificar por el dibujo de la caja, y otros ni se me ocurre de qué son.



Mi pasión por las nuevas propuestas culinarias y por los dulces me llevó a encontrar en cierta tienda online dedicada a la importación de alimentos japoneses algunas nuevas variedades de ediciones limitadas. Carísimas, por aquello que dije de que son importadas, pero la curiosidad me pudo.


Opté por cuatro de ellas: la de té verde (por supuesto) en su versión barrita gigante, la de anko, o tradicional pasta dulce de judías rojas japonesas, de la que soy una gran aficionada, chocolate blanco con sirope de arce (del que también soy muy fan), y el más exótico de todos: té verde combinado con flores de sakura o cerezo japonés. Sonaba tan raro y tan bonito que no podía dejar de catarlo.



El de matcha sabía que no me decepcionaría, aunque por algún motivo prefiero las clásicas barritas finas a esta barra más grande. No sé cómo explicar la sensación, pero la textura pierde de esta forma cierta delicadeza.



El que sí fue una decepción fue el de anko, también en versión barrita gigante. No me convenció la combinación y no repetiría.


Por el contrario, muy satisfactoria la mini chocolatina blanca con jarabe de arce. Dulce pero sin pasarse, ya que en general los japoneses no son muy aficionados a los sabores excesivamente dulces.



Y me dejo para el final mi gran sorpresa, que fue la del té verde con flor de sakura. El diseño de la cajita especial para regalar ya me pareció encantadora, con un espacio para añadir una dedicatoria a nombre de la persona receptora del obsequio. Al catarla solté una especie de mugido/gemido de absoluto placer gustativo. La base de su sabor es obviamente la misma que la del té verde a solas, pero el puntito de la flor de sakura, que no tenía ni idea de a qué sabría, fue manjar de dioses.


No puedo compararlo con nada, porque no sabría, pero no se parece a otros maridajes chocolatero-florales que he probado anteriormente (rosa o violeta). Lo digo porque estoy segura de que habrá comentarios del tipo "no sé, no me convence, no me gustó tal". Como siempre, lo mejor es dejar los prejuicios a un lado y probar. Las cosas distintas a veces no son tan raras... solo distintas.

lunes, 26 de julio de 2010

Concurso Chocolates Valor

Chocolates Valor organiza un concurso de fotografía.
Tan sólo tenéis que enviar vuestras instantáneas de verano en las que el chocolate Valor sea el protagonista.
Animáos, que tenéis de plazo hasta el 1/10/2010 .
Aquí tenéis el link: www.amigosdelchocolate.com/momentos-valor/principal.asp


domingo, 25 de julio de 2010

Moda

Sí.
Hoy vamos a hablar de moda.
¿Quién ha dicho que estaba reñida con el chocolate?

He aquí unas ideas para los adictos, aprovechando que la temporada de rebajas aún no ha finalizado:






jueves, 15 de julio de 2010

Acotación

Lo que menos me gustaba del dibujo técnico era la acotación. Es decir, sacar las vistas de una pieza tridimensional y poner sobre unas flechas con puntas en ambos extremos las medidas de cada parte de la pieza. La acotación estaba sujeta a una normativa muy arbitraria y muy rígida, y en cuanto cometías un fallo que ellos considerasen grave, te suspendían como querían.

Sin embargo, con el tiempo no lo veo tan difícil. Eran el miedo y los nervios los que jugaban malas pasadas en los exámenes de dibujo. Sobre una pieza sencilla, como puede ser una chocolatina de Nestlé, y sin la presión de que un profesor te la vaya a corregir con mano de hierro, no hay mayores problemas para acotarla.

Con dos vistas he considerado que es suficiente. Una principal para acotar la longitud total de la chocolatina, la longitud y anchura de las cuadrículas, y las hendiduras entre ellas. Y otra auxiliar para acotar el espesor de la chocolatina y la profundidad de las hendiduras. Las medidas están en centímetros.

Como veis, el dibujo técnico tiene muchas aplicaciones. ;) Por cierto, después de hacerle las fotos a la chocolatina me la comí, algo tenía que hacer con ella. :D


martes, 13 de julio de 2010

Refranes

Nuestro refranero popular es tremendamente fértil. Aquí tenemos una muestra muy muy dulce:


- El chocolate excelente, para poderse beber, tres cosas ha menester: espeso, dulce y caliente

- Chocolate frío, échalo al río

- Bebe chocolate y no pidas que te harte

- Ni chocolate recocido ni mujer de otro marido


- Ni amor reanudado ni chocolate recalentado

- Ni chocolate que no tiña ni tela que destiña

- Chocolate y agua fría, cagalera a mediodía

- El chocolate, muy movido y poco hervido

- Invierno, buen tiempo para el herrero, el panadero y el chocolatero

- Si con el chocolate no te quieres quemar, déjaselo a otro paladear

- Las cuentas claras y el chocolate espeso

- Con tomate, hasta el chocolate

miércoles, 7 de julio de 2010

Rigores estivales

Para hacer frente al calor que nos ataca sin piedad estos días, no nos queda otra que aligerarnos de ropa

y pegarle fuerte al abanico (con los pralines de Abanico Chocolats) .

No sé si nos refrescará, pero seguro que se nos hará más llevadero.