viernes, 22 de abril de 2011

Esnifando Chocolate

Continuamos con nuestro afán por mostrar el chocolate en todas sus vertientes y de todos los rincones del mundo. Y así, paso a paso, llegamos hasta una de las mecas de la industria del cacao: Bélgica. Allí da rienda suelta a sus fantasías creativas Dominique Persoone.

Es propietario de uno de los 3 únicos establecimientos chocolateros incluidos en la Guía Michelin y cuenta con una larga lista de galardones.


Dominique juega a mezclar sabores y texturas y trabaja con materias primas tan insólitas como los guisantes, el puré de aceitunas negras, las hojas de tabaco o el tomate seco, y otros algo más difundidos como el wasabi o la sal Maldon.


Todo comenzó en 1992, cuando abrió las puertas de su The Chocolate Line, un acogedor local en Brujas donde elaboraba y vendía chocolates artesanales. Con el tiempo su fama fue creciendo y comenzaron los pedidos de los restauradores.


Y comenzó a hablarse de sus chocolates con tequila, coca-cola, jengibre, curry, cebolla frita, té, laurel , espárragos, peta-zetas o lavanda.


La creciente demanda les empujó a abrir en el 2008 un obrador en las afueras de la ciudad, donde un equipo de cerca de 30 personas se afanan en elaborar delicias para el paladar.

Y dando un paso más, en el 2010 abrió sucursal nueva en un marco incomparable: el Paleis op de Meir, en Antwerpen, donde nada más entrar nos encontramos con un curioso mostrador en forma de tableta dechocolate.
Además, los visitantes podrán "colarse" en la cocina para presenciar en directo cómo trabaja el equipo de Persoone.

¿Tienda o museo? ...

Dominique se clasifica como un shock-o-latier, y no es en vano, porque algunas de sus creaciones provocan un auténtico shock, como su Chocolate Shooter: un invento que creó pensando en los Rolling Stones, como postre original para uno de sus cumpleaños. Porque sólo a él se lo podía ocurrir una degustación "nasal". El artilugio de metacrilato disponde de un gatillo que dispara el cacao en polvo mezclado con los otros ingredientes (menta y jengibre) hacia los orificios nasales.


El kit completo se vende por 45 € (gastos de envío aparte: 13 € dentro de Bélgica, 23€ para otros países de Europa y 27€ para el resto).




Aunque no es el único.

También es posible inhalarlo via oral con Le Whif, creado por el profesor de Harvard David Edwars, sin apenas calorias y en 3 sabores distintos: chocolate solo, con menta o con frambuesa.
Cada inhalador cuesta poco más de 2 libras esterlinas y contiene entre 8 y 10 inhalaciones.

viernes, 8 de abril de 2011

Chocolates Elgorriaga



El otro día me entró la curiosidad por saber en qué localidad estaba situada la fábrica de chocolates Elgorriaga. Lo miré en el envoltorio de una tableta y me llevé la sorpresa de que estaba en Ávila. Yo creía que Elgorriaga era una marca vasca.

Investigué la historia de la empresa, y averigüé que en su origen había estado situada en Irún (Guipúzcoa). Empezó siendo una chocolatería, inaugurada en el año 1770. No fue hasta 1838 cuando comenzó la fabricación de chocolates Elgorriaga como los hemos conocido. En 1954 entró en funcionamiento su primera fábrica a gran escala.

En 1965 se lanzó el célebre chocolate Milkcrem, el primer chocolate blanco comercializado en España. En 1970, Elgorriaga se introdujo en el mercado de los turrones. En 1979 se inauguró una nueva fábrica en Ávila -que es la que la empresa ha conservado, al parecer-, en la que fabricaban unas galletas rellenas de chocolate similares a las populares Príncipe de Lu.

Elgorriaga fue, durante muchos años, una empresa familiar. En 1981 falleció su director, D. José Miguel Elgorriaga. Cuatro años más tarde, en 1985, la empresa fue vendida al grupo francés Cantalou.

En 2005, Cantalou -posteriormente grupo Cemoi- vendió la fábrica de Ávila, así como la marca Elgorriaga, al grupo Dhul. ¿Y a quién pertenece Dhul? A Nueva Rumasa, muy presente en los medios de comunicación en la actualidad. En definitiva, Elgorriaga es otra de las muchas empresas de Ruiz-Mateos.

En las tabletas de chocolate se ha conservado el diseño antiguo, con el característico logotipo de la marca y el dibujo de la campana, para despertar la nostalgia. En el envoltorio dice “desde 1700” (fecha exageradamente temprana para dar más sensación de antigüedad y solera, ¿no habría que decir “desde 1770”?), pero en realidad Elgorriaga tiene poco que ver con lo que fue en sus orígenes.

Sin embargo, ese envoltorio ‘vintage’ nos puede servir para engañarnos a nosotros mismos. Y el auto-engaño funciona, porque el actual chocolate Elgorriaga, a mí particularmente me gusta mucho. Aunque el que yo recuerdo de cuando era pequeño era incluso mejor. Tenía una textura harinosa muy característica que me encantaba. No sé si por aquel entonces había cambiado ya de manos o no, pero estaba bien rico... Ayy, la nostalgia chocolatera. Tendremos que conformarnos con una foto del Elgorriaga de hoy. ;)