jueves, 25 de agosto de 2011

Chocolates Simón Coll


El otro día, una persona muy cercana me regaló dos tabletas de chocolate que encontró en una pastelería. Se trata del chocolate Simón Coll, una firma con gran solera originaria de la localidad barcelonesa de San Sadurní de Noya.

El fundador de la compañía, Simón Mestres, comenzó a fabricar chocolate artesanalmente en el año 1840. Se trataba de chocolate a la piedra, cuyo proceso de elaboración nos explicaron muy bien en el Salón del Chocolate de Madrid.

En 1880 diseñan el característico envoltorio de sus tabletas de chocolate. El dibujo representa su proceso de fabricación: en el centro, el barco que transporta el cacao; a la derecha, la caña de la que se extrae el azúcar; y a la izquierda, el campo donde se cultiva el trigo para obtener harina.

En 1920, Francesc Coll, amigo y ahijado de la familia del fundador, se pone al frente del negocio. En esa época los procesos productivos comienzan a mecanizarse.

En 1951 se registra la marca Simón Coll, que une el nombre de pila del fundador y el apellido de las últimas generaciones de dueños de la empresa.

Simón Coll, además de sus tabletas de chocolate fácilmente reconocibles por el dibujo del barco velero, también fabrica muy diversas figuras de chocolate de venta en pastelerías y confiterías: huevos, paraguas, monedas...


Y tras esta breve reseña histórica, ahora ya me centro en mis chocolates. :) Se trata de una tableta de chocolate con leche y otra más pequeña y gruesa de chocolate negro ‘a la piedra’, ‘para su consumo cocido’, como se indica en el envoltorio.

El de leche tiene unas dimensiones dentro del rango considerado normal en las tabletas de chocolate. Unos 18.5 cm de longitud, 10.5 cm de anchura y 1 cm de grosor. Su volumen, por tanto, es de 18.5*10.5*1=194.25 cm3. Tiene una distribución de 9x5 onzas.

El negro, como decíamos, tiene menor superficie pero es más grueso. Su longitud es de 12 cm, su anchura de 8 cm y su espesor de aproximadamente 1.8 cm. Así pues, su volumen será de 12*8*1.8=172.8 cm3. Está dividido en 4x3 onzas.

Ambos chocolates pesan lo mismo, 200 gramos. Sin embargo, acabamos de comprobar que su volumen no es igual. Dado que la densidad es el cociente entre el peso y el volumen, antes de calcular su valor sabemos de antemano que será más denso el negro, que tiene menor volumen. Si se mantiene el numerador de una fracción y disminuye el denominador, aumentará el cociente.

Para el chocolate con leche: densidad=200g/194.25cm3 = 1.030 g/cm3
Para el chocolate negro: densidad=200g/172.8cm3 = 1.157 g/cm3


Una vez hechos los cálculos, pasamos a la parte realmente interesante, que es la degustación. ;) El chocolate negro lo preparé a la taza, que era su uso aconsejado. Todavía me queda para hacerme una o dos tazas más. Hice fotos a lo que en terminología industrial se denomina ‘producto en curso’ y ‘producto terminado’. :P




En cuanto al chocolate con leche, lo he probado y es muy rico. Tiene un cierto gusto a caramelo, quizá por contener azúcar de caña. Es algo quebradizo, por lo que no me extrañaría que su proceso de elaboración tuviera algo en común con el del chocolate a la piedra.



Bien, pues a partir de ahora, cuando veáis este chocolate de inconfundible diseño en alguna confitería, ya conoceréis un poco más su historia. Por mi parte, yo me fijaré en los envoltorios de las figuras de chocolate, paraguas y similares, a ver si encuentro alguna de este fabricante, Simón Coll.

Estoy pensando en un experimento: invertir los papeles, hacer a la taza el chocolate con leche y darle un mordisco al chocolate negro a la piedra, a ver qué pasa... :P

4 comentarios:

Elphaba dijo...

Son una preciosidad los envoltorios de estos chocolates que no conocía, pero es que el chocolate a la taza tiene una pinta espectacular...

Shirat dijo...

¡Qué rico! Mmmmmmmm. Ese chocolate a la taza está diciendo "Bébeme" a pesar del calorazo que hace.

Los envoltorios me suenan, creo que los he visto pero no los he probado. Todavía ;)

Inma dijo...

El diseño del envoltorio es una maravilla, precioso de verdad. Parece que lo sacas del armario de tu abuela ¿Huele también a infancia?
Yo me tomaría ese chocolate calentito ahora mismo, aunque estoy sudando la gota gorda.

Tengo este blog abandonadito, pero estoy seca de ideas. Os recuerdo que en septiembre quedamos a probar el chocolate Valor ¿vale? Me apetece estar con vosotros y contaros algunas cosillas de estos días. Así creamos tema :))

anele dijo...

Pues opino como el resto, que el envoltorio es una auténtica maravilla. Con un "continente" así de espectacular, si encima el "contenido" está a la altura... ¡¡para qué queremos más!!
Un buen desubrimiento sin duda.