martes, 19 de octubre de 2010

Analogías chocolates/aleaciones

El acero y las fundiciones son aleaciones de hierro y carbono que se diferencian entre sí en que las segundas tienen un mayor porcentaje de carbono. Cuando el contenido de carbono es menor del 2.14% se trata de un acero, y cuando supera el 2.14%, se considera una fundición.

El carbono mejora las propiedades del hierro puro, excesivamente flexible y dúctil. Las incrustaciones de carbono proporcionan a la aleación una mayor dureza y resistencia.

Se añadirá un mayor o menor porcentaje de carbono dependiendo de las propiedades mecánicas que se deseen, según la aplicación que vaya a tener la aleación. Dependiendo de las condiciones a las que vaya a estar sometida, nos interesará que sea más rígida, más dúctil, más dura, más resistente... que son cosas distintas todas ellas.

En comparación con una fundición, el acero es más resistente: soporta un mayor esfuerzo, que se traducirá en una pequeña deformación, antes de romperse. Asimismo, el acero es relativamente más dúctil. La fundición, por el contrario, antes de llegar a deformarse se quiebra cuando es sometida a grandes esfuerzos. Sin embargo, presenta una mayor dureza -resistencia a ser rayada por otro material-. Y en general la fundición es más ‘resiliente’, es decir, resiste mayores impactos.


El comportamiento de las aleaciones férreas siempre me ha recordado al del chocolate. :D En concreto, el acero lo asocio con el chocolate con leche y la fundición con el chocolate negro. El chocolate con leche es más blando y dúctil, mientras que el negro es más rígido y quebradizo.

En cuanto a la resiliencia, os puedo contar que en Liérganes compré una tableta de chocolate gigante parecida a la de la Santina (de la que hable en otra entrada anterior), sólo que el de Liérganes era negro. Y para subdividir las onzas en porciones más pequeñas, hay que utilizar el martillo. :O Igual que las fundiciones férreas, ya os lo digo.

Y además de ser negro, lleva almendras, aunque en poca cantidad. Ésa es otra. Algunas aleaciones llevan incrustaciones de otros materiales -a nivel microscópico, claro-, con objeto de mejorar sus propiedades mecánicas. Así, las almendras o las avellanas o el arroz tostado que llevan algunos chocolates, también les hace semejantes a las aleaciones férreas.

En fin, espero que os haya gustado este post chocolatero-metalúrgico. Y que no os asusten todas estas analogías entre los chocolates y las aleaciones, pues se refieren tan sólo a su estructura atómica. Incluso el chocolate más negro de todos está bastante más blandito, así que lo podéis morder sin miedo. :D

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No leo vuestro blog hace tiempo.......es que estoy a dieta.

Candela dijo...

ay dios... Ya no se si lo que me voy a comer es chocolate... o si es un cacho hierro...

anele dijo...

Curioso. Jamás se me habría ocurrido comparar al chocolate con los metales.Lo que no se te ocurra a tí... :)

Geno dijo...

Interesante asociación ¡lo que no se te ocurra a ti!

Inma dijo...

¿Cómo se te ha ocurrido todo esto? Para mí el hierro y el acero son fríos y duros, el chocolate es tierno y dulce mmmm
Con todo me parece interesantísimo lo que nos has contado.

Elphaba dijo...

Lo sabíaaaaaaaaaaaaaa XDDDDD. Con solo la primera frase sabía que eras tú, CHema ;-)

Gracias por todas estas formas tan interesantes de mirar un tema tan dulce como el chocolate.